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lunes, 16 de marzo de 2009

Mis Semillas - Jorge Laserna



Vida, te doy gracias por este día.
Sé que aún no he logrado de lo que mí esperabas, me sentiré agradecido y preparado para que te sientas orgulloso de mí.

Procurare olvidar el ayer, con todas sus pruebas y amarguras, con todos sus agravios y frustra­ciones. El pasado ya es un sueño del cual no puedo recuperar ni una sola palabra ni borrar ningún acto negligente.

Sin embargo, tomaré la decisión de que si el día de ayer lastimé a alguien a través de mi imprudencia o de mi irreflexión no dejaré que el día de hoy sin pedir perdón.

Trataré de no preocuparme por el futuro, mi triunfo y mi feli­cidad no depende de lo que me acecha débilmente en el horizonte, sino en hacer el día de hoy, lo que tengo al alcance de mis manos.

Acumularé este día, puesto que es todo lo que ten­go. Sé bien que las horas que se deslizan raudas no pueden acumularse como un valio­so grano para su uso futuro.

Viviré como lo hacen todos los actores cuando están en escena, sólo el momento. No pude desempeñarme al máximo este día, lamentan­do los errores de mis actos anteriores ni preocupándome por la próxima escena del escenario.

Recordaré que mientras más ocupado esté menos probabilidades tendré de soportar el dolor, más apetitosos serán mis alimentos, más dulces mis sueños y más satisfecho me sentiré con mi lugar en este mundo.

Hoy me liberaré de la esclavitud de mi reloj y del calendario.
Aun cuando planearé este día con la idea de cuidar mis pasos y mis energías, em­pezaré a medir mi vida en hechos no en años, en pen­samientos.
Estaré consciente de lo poco que se necesita para hacer de éste un día feliz, no buscaré la felicidad, porque esta no es una meta es sólo algo secundario y no hay felicidad en tener o en recibir sino en poder dar.
Así como toda piedra se pule por medio de la fricción estoy seguro de que yo seré más valioso a través de las adversidades de este día y si se me cierra una portón, siempre se me abrira otro.

Viviré este día como si fuera una Pascua, tratare de ser un mensajero de dones, dar a mis rivales la tolerancia, a mis amigos una sonrisa, a mis hijos, el buen ejemplo.

Tratare de no desperdiciar ni un pequeño instante del día de hoy con sentimientos de ira, envidia, odio, celos o de egoísmo.
Sé que las semillas que siembro hoy serán las que cosecharé mañana, porque cada acción, buena o mala siempre va seguida de una reacción igual. Razón por la que sólo derramare las buenas semillas.

Trataré al día de hoy como si fuese un hermoso violín. Una persona puede sacarle notas armonio­sas y otra notas discordantes y nadie puede culpar al instrumento. La vida es igual, y si la toco correctamente creare belleza, pero si la toco con ignorancia, produciré tosquedad.

Me condicionaré a mí mismo para considerar todos los problemas con los cuales tropiece el día de hoy como si tuviera un piedra en el zapato. Recuerdo el dolor, tan severo que apenas po­día caminar y recuerdo mi sorpresa que al quitármelo encontré tan solo un grano de arena.

Trabajaré con el convencimiento de que nunca se ha logrado nada grande sin entusiasmo. Para hacer cualquier cosa digna de hacerse no debo retroceder trémulo, pensando en el peligro, sino saltar hacia delante atrevido y con entusiasmo

Me enfrentaré al mundo con las metas que me he fijado para el día de hoy, pero serán metas fáciles de alcanzar, no esa variedad tan vaga e imposible que declaran todos aquellos que han hecho una carrera del fracaso. Me doy cuenta de que siempre me pones a prueba primero con un poco, para ver lo que haría con muchos.

Jamás ocultaré mis talentos. Si guardo silencio, seré olvidado, si no avanzo, retrocederé. Si el día de hoy me aparto de mi desafío, mi propia estima quedará cicatrizada para siempre y si dejo de crecer aun cuando sólo sea un poco, me empequeñeceré.

Conservaré una sonrisa en mi rostro y en mi cora­zón, incluso si algo me duele.
Sé que el mundo es un espejo que me devuelve el reflejo de mi propia alma. Ahora ya he comprendido el secreto para corregir la actitud de los demás y es corregir mi propia actitud.

El día de hoy me alejaré de cualquier tentación que pudiese obligarme a faltar a mi palabra o a perder el respeto hacia mí mismo. Estoy seguro de que lo único que poseo más valioso que mi vida es mi honor.

Este día trabajaré con todas mis fuerzas, satisfecho por saber que la vida no consiste en revolcarse en el pasado o en atisbar ansioso hacia el futuro.

Haré una pausa siempre que el día de hoy sienta lástima de mí mismo y recordaré que es el único día que tengo y que debo aprovecharlo al máximo.
Tal vez no logre reconocer lo que mi parte pueda signifi­car en el gran todo, pero estoy aquí para jugarla y ahora es el momento de hacerlo. Contaré este día como una vida separada. Recordaré que todos aquellos que tienen menos cosas de qué arrepentirse son aquellos que aceptan cada momento tal y como se presenta y por todo lo que vale.

¡Este es mi día! Estas son mis semillas.

Jorge Laserna Vargas

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