Ya no me atraen estos versos polvorientos,
tan manchados de mí como de espanto.
Sólo saben a ayer y a desencanto,
huelen a muerte, y a dolidos pensamientos.
Suenan tristes sus extenuados acentos,
cada estrofa me empuja hacia el campo santo,
y me sangran los ojos ya de tanto llanto
ahogados en clamores y lamentos.
Jorge Laserna Vargas
Marzo-2008
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