lunes, 16 de marzo de 2009
Muerte de un poeta olvidado
Es la muerte que me busca. . . .
en sus brazos me detiene
y me da un beso de enamorado.
Mi espíritu es lentamente separado
de mi cuerpo que siente tu ausencia,
mis ojos ya cerrados extrañan tu mirada,
pero esta dama del dolor y del olvido
con su suave voz ya me enamora
y tomando mis manos me susurra así al oído
-No te afliges ni llores mi querido amigo,
soy yo la que llamabas y está ahora contigo,
vive ahora este ultimo momento que después todo
como por encanto habrá desaparecido.
Oyendo sus palabras entre estertores le digo:
-Discúlpeme dulce vieja amiga mía,
el frío de sus sobrias palabras si me halagan
pero quizás prefiero sentir las lágrimas
de la amada mía, que ahora lamenta mi partida,
quisiera sentir otra vez sus labios, ver sus ojos
a caer en el páramo del olvido que solo crea en mi alma
la paz incurable de la eterna calma
de un triste poeta que acaba marcharse
abnegado mamo a mano con su vieja amiga.
Jorge Laserna Vargas
Abril 2007
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