lunes, 16 de marzo de 2009
Herencia
La fortuna que herede a tu partida,
no fueron perlas de nácar escogidas,
me quede con cartulinas pintadas de niño,
de mares profundos y cristalinos
colmados de azulinos delfines
de rudos y cansados pescadores
echando sus redes desde sus navíos.
La fortuna que herede a tu partida
no fueron esmeraldas engarzadas
me quede con cartulinas pintadas de niño,
con payasos de caras pintadas
alegres y saltarines,
de niños con grandes sonrisas
de serpentinas, globos y golosinas.
La fortuna que herede a tu partida,
no fueros rubíes radiantes,
me quede con cartulinas pintadas de niño,
de valientes vaqueros,
montados en regios corceles,
de piratas fieros y aventureros
navegando en majestuosos galeones.
La fortuna que heredé a tu partida
no fueron doblones de plata antigua
me quede con cartulinas pintadas de niño,
de gallardos caballeros
de armaduras y pesados yelmos
de magos, hadas y arlequines
de dragones arrojando juego.
La fortuna que deja tu partida,
no esta inscrita en testamento
es legajo de amor y sosiego,
es diáfana y la guardo celosamente
como cura a esta profunda herida
que heredé el día de tu partida.
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