Ayer la muerte toco a su puerta
la sintió que merodeaba desde muy temprano,
cuando soñó con su alma ya distante
y oyó que la muerte le llamaba.
En cada movimiento anunciaba su partida,
eran gritos que llamaban a su alma
las campanas deprimentes se tañían
la muerte impía estuvo con el casi todo el día.
Por la noche su corazón apenas latía,
se sintió herido por la guadaña asesina
y en la noche, cuando la vida apenas lo poseía
se echó a soñar para siempre esperando su compañía.
Jorge Laserna
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